20 de enero de 2013

La lluvia no pudo con la ilusión
















Fotos: Julius-Revolution


Al parecer, los panaderos de Donostia-San Sebastián, acudían cada mañana a por agua con sus barricas a las fuentes que había en la Parte Vieja. Allí iban también los trabajadores y amas de casa de la zona. 


Cuentan algunos lugareños que cuando las tropas francesas invadieron San Sebastián, cerca de esas fuentes pasaban los soldados que iban al cambio de guardia, al ritmo de los tambores. Fue entonces cuando muchas aguadoras y cocineros salieron a la calles a protestar por su presencia, haciendo sonar sus ollas y barriles.

El 20 de enero de 1836, un grupo de jóvenes recorrió las calles disfrazados e imitando al grupo de soldados con sus tambores. Desde entonces data la costumbre de andar desde por la mañana tocando los tambores y recorriendo las calles de la ciudad. Al principio cada cual se disfrazaba como podía, más tarde se disfrazarían con uniformes de la época de Napoleón.